Gracias a nuestra participación en la Carta Europea de Turismo Sostenible del Parque Nacional de Garajonay en ocasiones llegan a nuestras manos documentos que no están a disposición del público general. Aquí nos gustaría compartir con vosotros un texto que, no sólo es poco conocido, sino que además da un enfoque muy original a este conocido sendero.

Ficha técnica:
Tipo de sendero: Lineal
Desnivel: 43 metros
Altura máxima: 961 metros
Altura mínima: 918 metros
Tiempo de recorrido: 20 minutos
Distancia: 750 metros
Dificultad: Baja
Elementos de interés: Flora, fauna, etnografía
Conexiones:
Puedes bajar hasta el Caserío del Cedro, a algo más de 1 Km barranco abajo: Ruta 9, y una vez allí, enlazar con la 8, que te trae de vuelta al punto de partida. También puedes seguir la ruta 18 que es un sendero circular de casi 6 horas, que te lleva al alto de Garajonay y te trae de regreso al punto de partida. Y la otra posibilidad es regresar directamente al comienzo del sendero por donde viniste, si bien puedes subir barranco arriba hasta que te apetezca dar la vuelta.

Este es uno de los mejores senderos para pasear y conocer la Laurisilva

Existen Parques Nacionales en los que, por razones geográficas y de conservación, las visitas casi sólo pueden hacerse desde miradores. No es que en Garajonay esto no pueda hacerse, de hecho, disponemos de alrededor de una veintena de puntos de observación. Por razones de tiempo, para muchos visitantes esta es la única posibilidad de conocerlo. La mejor, sin duda, es caminar por los senderos.

A lo mejor es tu primera vez por aquí, y te hablaron de unos “cedros”, “unos árboles gigantes”, “un barranco con agua”… tal vez has invertido tu tiempo en informarte y documentarte sobre este lugar… puede que hayas estado antes y te quedaran ganas de volver… o puede que sea fruto de la casualidad el que estés aquí. Probablemente sólo escucharás los sonidos de tus pasos y los susurros del monte. Caminarás en un entorno limpio, gracias al cuidado de quienes han estado aquí antes que tú.

Aquí no hay cedros… Existe una variedad de cedro exclusiva de Canarias, Juniperus cedrus. En el Parque crecen pocos ejemplares. Generalmente están en las inmediaciones de roquedos: por ejemplo, cerca de Los Roques. El caserío situado mas abajo se le conoce como El Cedro, aunque no haya ninguno. ¿Lo hubo en alguna época? Es posible. En el pasado su madera era muy apreciada, lo que le llevó al borde de la extinción. Hay quien dice que el nombre de El Cedro puede ser una degeneración de El Cerdo, animales que se criaban en estos montes.

Un sendero con privilegios:

Imagínate que por algún motivo este monte fuese talado, o un incendio lo hiciese desaparecer. El camino resultaría del todo inapropiado para quienes padecen de vértigo, porque sólo veríamos un precipicio con el suelo descarnado, erosionado y sin vida. Justamente lo contrario de lo que ves.

Pero esto no siempre ha sido así. Los primeros colonos portugueses y castellanos llegaron a la isla en el siglo XV, aunque siglos antes habían arribado los primeros habitantes procedentes del norte de África. Desde que el primer humano puso su pié en la isla, los bosques se convirtieron un recurso vital. Con la llegada de los colonos, la presión sobre el monte se incrementó. En otras islas como Gran Canaria el resultado fue la casi total aniquilación de sus bosques. Los habitantes de La Gomera, por las respetuosas formas de uso tradicional y muchas otras que habría que detallar, cuentan con algo más de la mitad de la superficie de los bosques originales.

El monte de la primera mitad del siglo XX poco se parecía a lo que tienes delante. Aquí se criaban cochinos y cabras, se hacía carbón y se sacaba leña, madera y hojarasca.

En el año 1981 se declaran estos montes Parque Nacional. La gestión en este tiempo ha estado orientada a garantizar que el monte evolucione de forma natural y sin intervención humana. Décadas antes de su creación, los aprovechamientos del monte habían caído en desuso debido, sobre todo, a la llegada del butano, la emigración y los cambios en los modos de vida.

Delante de ti tienes el resultado de la historia: un monte que lleva casi cincuenta años sin tocarse. Nadie había visto este lugar en un estado tan natural, salvo los primeros habitantes que llegaron a la isla y la generación actual. Eres afortunado.

¿De quién es este monte? De la presencia de los primeros pobladores de la isla en el monte quedan los vestigios, restos arqueológicos y la toponimia. Tras la llegada de los castellanos, La Gomera se convirtió en isla de señorío. Los condes dispusieron del monte, regulando sus usos. Tras la abolición de los señoríos a principios del siglo XIX, se crean los municipios, y la superficie de monte se reparte entre los mismos. El Parque Nacional se crea sobre las casi 4.000 hectáreas de Montes Públicos de propiedad municipal. En el año 1986 fue reconocido por la UNESCO como Bien Natural del Patrimonio Mundial. Es de todos.